Probablemente es una de las figuras más primordiales y representativas de los centros de menores.
Numerosas personas que deciden entrar a trabajar en este mundo, terminan huyendo de él debido a la realidad que ahí se vive. Por lo tanto, se produce una especie de «selección natural» a la inversa. Expondré una tipología descriptiva de los profesionales del sector:
- El sádico: Su papel suele ser preponderante en la vida. Son educadores que descargan sus frustraciones con los menores. Su acción educativa se sustenta en el recurso del aislamiento, la amenaza, el grito, el insulto y la vejación permanente. En vez de ayudar a los menores, lo que hacen es que los chicos se vuelvan más agresivos y prediquen con el ejemplo que le da el educador.
- El nuevo: Son aquellos estudiantes que acaban de terminar el grado y se tienen que enfrentar a la realidad de los jóvenes. Debido a que no han tenido experiencia previa con colectivos en riesgo de exclusión social, en ocasiones les lleva a tomar decisiones incoherentes. Debido a la inseguridad que poseen al tener que enfrentarse a este tipo de colectivo, le hace tener una actitud en ocasiones de superioridad para que los menores no perciban la inseguridad que poseen.
- El educador: Es la persona que ya tiene experiencia y toma decisiones coherentes. También han trabajado sobre el perfil de los chicos y saben qué es mejor para ellos y que medidas y normas establecen en general para todos, y posteriormente individualmente, estudiando las posibilidades, las habilidades de desarrollo y en vías de desarrollo, para no frustrar ni alterar el estado emocional del niño.
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